domingo, 28 de junio de 2015

3: Umbral.

Sueña con que lo persigue un ciervo azul.
Repiquetea la lluvia en el jardín y es así,
como fue hasta el final.
Y es así como murió el infeliz.

Viejos escombros de lo que alguna vez fue todo para el.
Se arrastra y espera seguir su camino.
Sabe que no podrá y cree que pronto terminará.

Espera que desde el otro lado llegue una luz,
y que el futuro venga sin apretar los dientes,
porque aunque rechinen, lo superará.

Cruza el umbral y saluda a la muerte
como a una vieja amiga.
Estuvo a su lado desde que comenzó,
también estuvo ahí cuando terminó.
Sin embargo en un momento se fue.

No podía cargar con la culpa
de acompañar al miedo,
fortaleciendo el ego de la maldad,
y la crueldad no perdona.
Quizá porque es como toda persona.

Su embarcación llegó al final.
quizá tarde de mas.
Y el naufragio fue inevitable,
cuando se ahogó en lo mas profundo de su pensamiento.

Fue difícil salir de ahí para él.
Lo logró, pero a que precio lo pagó.
Si no llegaba al camino se caía en el abismo.

Cuando no había ni vida, ni muerte, ni ella.
Se marchitaba la flor de su delirio,
emanando culpa y traición.


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